El sábado 22 de Junio, a las 12h,
se presenta en Microteatro Por Dinero, en Malasaña, el libro de
Francho Aijón Su casa
es suya, una comedia de enredos en las que son protagonistas dos
chicos que pretende quedarse una casa de renta antigua aunque eso le cuesta le
vida a la anciana (y pérfida) propietaria.
R.- Tuve
una idea hace tiempo para una pieza breve y nunca encontraba tiempo para
desarrollarla. La tenía con un título provisional "Dos compañeros de piso
esconden el cadáver de su casera". Finalmente, después de darle
muchas vueltas, y pensar posibles tramas, puse a FRAN y HUGO a dialogar, sin
tener muy claro hacia dónde iría la historia. Sus propios caracteres me
llevaron a ponerles en una situación límite, una decisión sin vuelta atrás, y
empecé a notar que estos dos personajes podrían funcionar en una comedia de
enredo al puro estilo Siglo de Oro, mentirosos que sólo salen de una mentira
con otra más gorda, también pensé en esas comedias británicas tipo "Un
cadáver a los postres". Metiendo un muerto en la ecuación, conseguía darle
un giro más oscuro, y me encanta la comedia negra, esa comedia que no se toma
la molestia de agradar. Por eso inicié un proceso de escritura y reescritura en
el que, cada vez que avanzaba en alguna trama, tenía que deslizarme al
principio para replantear el "planting" de las escenas. Cuando
escribes textos más cortos, el desarrollo de los arcos y de los enredos están
más sostenidos en el tiempo, pero cuando la obra excede de veinte páginas tienes
que tramar con mucho más cuidado para no dejar nada suelto, me gustan las
comedias en las que la situación de partida es el desencadenante y la
consecuencia de un lío que se podría haber evitado con una elección
distinta.
P.-Estamos
en una casa de renta antigua con inquilinos dispuestos a todo por un piso
barato en la gran ciudad. ¿Es una obra de teatro con influencias picarescas?
R.- Sí,
los inquilinos usan la picaresca, pero como pícaros literarios. Ahí, el pícaro
no es malo, sólo elige mal, siempre empujado por unas circunstancias sociales
precarias con las que empatiza el espectador. Muchas veces se usa el término
"picaresca" como un argumento de disculpa frente a la tremenda
corrupción de este país, y no estoy de acuerdo. Las condiciones sociales
de esos "pícaros" de la política y sus compinches empresariales son
muy cómodas, no hacen valer el engaño para sobrevivir, más bien lo hacen para
mantener cotas de poder e influencia y aumentar sus fortunas, por eso la gente
se escandaliza cuando ven esas noticias y les desean lo peor. Cuando lees un
pasaje de "El lazarillo de Tormes" en el que el lazarillo
engaña al ciego, sabes que eso está mal, pero sabes que el pobre lázaro no
tiene mejores opciones. Mis personajes no quieren un piso para venderlo, ni por
el lujo que eso supone, duermen en el sofá y detrás del sofá, ellos lo quieren
porque no pueden aspirar a nada más.
P.-¿Comedia,
comedia por saturación, drama cómico?
R.-
Muchas veces la comedia llega cuando pasan demasiadas cosas a la vez y en un reducido
espacio, que se lo digan a Ionesco, a los hermanos Marx, a Chaplin, a Karl
Valentin. Tanto en la verborrea como en la acción física, el ir más allá
siempre es una opción cómica. En mi caso, cuando me planteé "Su casa es
suya", la aparición de nuevas dimensiones alrededor de la casa (un vecino
cotilla, por ejemplo) suponían nuevos retos y un mayor trajín de personajes en
escena, que tras líos y complicaciones varias, acaban todos implicados de
una manera u otra en un acto criminal, la muerte de la casera. Una muerte, por
otro lado, por causas naturales. Y sí, siempre hay drama, como en toda comedia,
porque los personajes están tan absortos en sus pequeñas miserias que muchas
veces no parecen tener una pizca de humanidad. Algo que me llamó mucho la atención
en Madrid, al poco de llegar, fue ver a un hombre tirado en el suelo que
gritaba para que alguien le ayudara, y nadie lo hacía, yo lo hice, y por lo
visto la excusa de los transeúntes de esa concurrida avenida, para no socorrer
a ese hombre fue que era un sintecho. Esa humanidad que se nos
presupone, cuando tenemos tantas cosas deshumanizadoras en la cabeza,
nos pone delante de problemas evitables con tan sólo un arrepentimiento, un
perdón, una mano, en definitiva con la aplicación literal de la palabra
empatía, eso de ponernos en la piel del otro. Atendiendo a ese carácter
dramático, hago ese alegato final, ese final apoteósico, en el que la anciana,
que ha sido utilizada por todos para esconder sus mentiras, les pide algo a
cambio, que se resume con: humanidad.
P.-Llevas
muchos años en los escenarios españoles. ¿Cómo influye esta experiencia al
decidir publicar un texto teatral en libro?
R.-
Siempre estrenas o intentas estrenar lo que escribes. En cuanto vi el número de
actores y las condiciones mínimas de escenario que exige esta comedia, entendí
que el camino no podría ser únicamente la visita puerta a puerta, mail a mail,
a todos los productores que convengan cogerme el teléfono. Tampoco quiero
asustar a posibles inversores, no es necesaria una superproducción para ponerla
en marcha, pero no tengo recursos para levantar el proyecto, si quiero trabajar
en condiciones profesionales. Cuando recibí la propuesta de Ediciones
Irreverentes no me lo pensé. Sabía que lo que necesita SU CASA ES SUYA es
presencia, confío mucho en la lectura de este texto, y en cuanto a todo lo
demás que he escrito, siempre he tenido la tentación de recopilar y publicar, y
de lo que he seguido escribiendo, pero de momento están todavía en edad de
merecer y de ser actuadas, si llegara el caso. La publicación de un texto
teatral ha puesto de manifiesto mi intención de dedicarme a la literatura
dramática, me ha exigido tantas revisiones de mi propio texto que he deseado la
muerte a la literatura universal y me ha hecho tomar conciencia de la
importancia de contar con un equipo que trabaje con inteligencia y eficacia en
la parte editorial. Pero sobre todo, me ha merecido la pena, porque salgo con
más kilos de experiencia de los que uno, a priori, piensa que va a engordar en
una experiencia así. Me explico. Siempre se dice que el texto teatral se
escribe para ser representado, bueno pues cuando esto no puede ser, enfrentarte
a la publicación con todos los vericuetos y entretelas de la edición literaria,
te permite crecer como autor y, además te posiciona.
P.-¿Tiene algo que ver el
Francho Aijón que empieza en el mundo del espectáculo con el respetable autor
que publica libros y diserta ante un público expectante?
R.- No.
Antes era un listillo. Ahora ya sé que no sé una mierda... con perdón. Siempre
me he reconocido escribiendo. Desde que tengo memoria, leo y escribo. Estudié
arte dramático. Cuando empecé con las actuaciones lo hice con The Sinflow y
escribía con Gerald B. Fillmore y Ricardo Ibáñez, hacíamos una comedia muy
gamberra, absurda y sin complejos. Actuábamos en cafés teatro y eso nos
permitía improvisar mucho, unas veces para bien, otras no tanto. El ejercicio
de escritura era muy caótico y no nos planteábamos ninguna técnica, esto ya me
había pasado con la poesía. Si bien es cierto que recogimos cierto éxito y
reconocimiento en el sector underground, primero de Zaragoza y luego en
Madrid, pensábamos que para dar más de sí teníamos que estudiar algo
relacionado con las estructuras dramáticas. Mi faceta autodidacta estaba
agotada. Así que estudiamos guion de cine y televisión, algo que nos despertó
el interés por unos textos más limpios y perfeccionados. Ahora sí podía volver
al disfrute de la lectura como aprendizaje, y mi faceta autodidacta empezó a
ser más fructífera que nunca. Después The Sinflow se quedó en dos elementos,
Gerald y yo, hasta la fecha, en la que seguimos escribiendo textos relacionados
con la comedia y la política, tipo John Oliver, e imparto clases de escritura
dramática a futuros actores a los que pico con mi viperina pasión de escritor
dramático, también sigo una formación autoimpuesta de la que espero
sacar el mayor jugo posible, huyo de lo academicista por pereza, me agotan los
profesores que son como peonzas intelectuales, o el historicismo universal de
los acontecimientos literarios. Por otro lado, lo de respetable me suena
a viejo o carca. No creo que me merezca ningún respeto más allá del que merezco
como persona. Me gusta llenar un escenario, por pequeño que sea, y saber que se
ríen o sufren con mis propuestas. Nunca he sido un tipo de gusto fácil, ni de
comedias mayoritarias, no lo he sido por gusto y por obra, así que animo a que
se me respete poco.
P.-¿Has
imaginado la puesta en escena? ¿En qué tipo de teatro ves la obra y con qué
planteamiento escénico?
R.-
¡Cómo pa' decir que no! Me la imagino con el loft diseñado como para una viñeta
de cómic, tanto el mobiliario como los colores, y lo veo en un teatro con
solera cómica. Un Teatro Lara en la sala principal me vendría muy bien. Ahí lo
dejo.