P.- ¿De qué trata Propaganda?
R.- Propaganda se desarrolla en Bolonia y es la historia
(ficticia) de un artista, Angelo Lamento, trabajador para el régimen de
Mussolini que ve cómo su arte ha derivado en instrumento para la represión, el
adoctrinamiento y el culto a la personalidad. Las relaciones con su mujer, sus
amigos... Empiezan a resquebrajarse, mientras sus sueños, cada vez más
inquitetantes, le indican por dónde debe empezar desde cero. Es así, como ambas
dimensiones, la real y onírica, empiezan a fundirse durante la obra, para
concluir que a nuestro principal protagonista le será muy difícil dejar atrás
su vida anterior sin consecuencias graves para su persona.
P.-¿Cómo nació esta obra?
R.- Se escribió hace unos siete años, de la necesidad de reflexión (¿hasta
donde la necesidad de perpetuarnos?¿de divulgarnos?) y también de las imagenes
mentales que conseguía entresacar de algunos sueños. La leyenda del hilo rojo,
presente en la mitología china, ayudó a deshacer algunos nudos en la trama, y
la escucha de discos de Caruso, tarantelas, blues y jazz, a configurar la atmósfera
del texto.
P.-¿Se puede buscar una
cierta relación entre el bien o el mal en la relación entre los personajes
principales de la obra?
R.- Pienso que, más que el bien y el mal, es una obra de gente que busca
justicia en un mundo absurdo. Cesare piensa que el mundo tiene una deuda hacia él
por lo que le pasó en la I
Guerra Mundial. Laura, la dueña del café Aldobrando,
representa la resistencia ante el fascismo, y de alguna forma, necesita, aunque
no lo pida, del apoyo de los demás. Angelo y Sandra son un matrimonio que antes
eran 'uno', y ahora todo ha devenido en viejas deudas. El hecho de pensar que
el mundo tiene un sentido les ha acarreado un sufrimiento infinito, pero como
dijo el abuelo en La
Princesa Prometida : '¿Y a ti quién te ha dicho que la
vida sea justa?'
P.- ¿Hay un paralelismo entre
los tiempos del fascismo que muestras en tu texto y la corrupción actual basado
en la idea de “dejarse llevar” para ser aceptado y poder encajar en la sociedad?
R.- Sí, el ser humano cambia poco en ese sentido. No somos tan gregarios
como las abejas, pero casi. El problema de 'dejarse llevar' en tiempos del
fascismo es inseparable del 'dejar hacer' a los corruptos de hoy, para que
triunfe el mal basta con que la gente decente no haga nada, que decía Burke.
Para una cierta tranquilidad/seguridad basta con que dejemos hacer al establishment,
ellos ya se encargarán de decirnos que es 'por nuestro bien'.
P.-¿Cuáles son los
requerimientos técnicos y de actores para representar Propaganda?
R.- Pasión, imaginación y compromiso. Un buen equipo de luces tampoco
viene mal.
P.-¿En qué lugares ha sido
representada tu obra?
R.- Básicamente la hemos representado muuco menos de lo que nos hubiera
gustado, pero estamos en ello. La estrenamos en el Teatro Alameda de Sevilla,
con ayuda de la
Universidad de Sevilla, a la que le agradezco en nombre de la
garnacha el apoyo prestado al proyecto; en el Teatro Gutiérrez de Alba de Alcalá
de Guadaira (Sevilla); en la
Escuela de Artes y Oficios de Sevilla (un artista como Angelo
no merecía menos). También nos la llevamos a Málaga a la Casa Invisible ,
donde la representamos al aire libre. Cómo anécdota, se introdujo un perro en
el escenario, y no lo hizo nada mal, incorporó rápidamente las motivaciones de
los protagonistas.
P.-Para quienes no te
conozcan, como autor ¿qué autores pueden haberte marcado a la hora de crear tu
estilo literario?
R.- Es bastante heterogéneo. Cuando escribí la obra el influjo metafísico de los Heterónimos de Fernando Pessoa (que acabábamos de representar con el grupo) estaba ahí. Oscar Wilde y su Retrato de Dorian Gray. John Webster y su Diablo Blanco, llenándome la boca de sangre. Albert Camus y Los Justos. Pero para rebajar la tensión al escribir, amo la ironía y el surrealismo de un Mihura o un Jardiel Poncela. Porque al poner a la humanidad frente a sus contradicciones, representan algo que para mi es lo más fundamental: ternura.
R.- Es bastante heterogéneo. Cuando escribí la obra el influjo metafísico de los Heterónimos de Fernando Pessoa (que acabábamos de representar con el grupo) estaba ahí. Oscar Wilde y su Retrato de Dorian Gray. John Webster y su Diablo Blanco, llenándome la boca de sangre. Albert Camus y Los Justos. Pero para rebajar la tensión al escribir, amo la ironía y el surrealismo de un Mihura o un Jardiel Poncela. Porque al poner a la humanidad frente a sus contradicciones, representan algo que para mi es lo más fundamental: ternura.
Toda la información sobre el libro http://www.edicionesirreverentes.com/teatro/Propaganda.htm
Ediciones Irreverentes, Premio a la mejor labor editorial 2014, de la AAT http://www.edicionesirreverentes.com/newReportajes/reportajes/ediciones_irreverentes_mejor_labor_editorial.html