Entrevista de FERNANDO DÍAZ DE QUIJANO aparecida en El
cultural de El Mundo
Hoy se hace una lectura dramatizada de La semana
cultural, la última obra del dramaturgo, que es además el presidente
provisional de la recién creada Academia de las Artes Escénicas de España.
“El teatro me ha dado mucho y ahora me toca a mí darle algo
al teatro”. Por eso José Luis Alonso de Santos (Valladolid, 1943), que ya lleva
unos años jubilado de su cátedra de escritura dramática en la RESAD pero no deja de
escribir, se involucró desde el principio en la gestación de la recién
nacida Academia de las Artes Escénicas de España (AAEE), de la que es
presidente provisional hasta junio. Desde hace año y medio, un grupo de
reputados profesionales de la danza, el teatro y el género lírico ha trabajado
para levantar este organismo independiente que responde a una “ambición
histórica del sector”, que tiene entre sus objetivos prioritarios la
“autodefensa”. Precisamentela última obra de Alonso de Santos, La semana
cultural, aborda en tono satírico las complejas relaciones entre la cultura,
los poderes públicos y la sociedad. Hoy, un grupo de actores y dramaturgos hará
una lectura dramatizada del texto de la obra, publicado por Ediciones
irreverentes, en la Casa
del Libro de la calle Fuencarral, en Madrid, con firma de libros por parte del
autor.
Pregunta.- ¿Era muy necesario para el sector que se crease una Academia de
las Artes Escénicas?
Respuesta.- Sí, nace de una ambición histórica. Había inquietud por no
tener una academia como el cine o la televisión, sobre todo porque este es un
sector muy atomizado. Danza, ópera, teatro... cada uno por su cuenta. Por eso
teníamos la idea de unirnos, primero como movimiento de autodefensa y con
la ambición de mejorar y hacer crecer el sector. Nuestro principal objetivo es
la excelencia.
P.- ¿Ha habido intentos anteriores de crear un organismo como este?
R.- Si, hubo tentativas diferentes en el pasado y todas se abortaron. Se
intentó crear como órgano asambleario, en otras ocasiones desde la
administración, o desde la SGAE ,
o de otras asociaciones. Todas fracasaron. Esta vez todo empezó con pequeñas
reuniones de unas cuantas personas cualificadas, con experiencia y
representativas del sector.
P.- ¿Cómo acabó en el centro del proyecto?
R.- A veces te toca, lo compañeros te eligen. En estas cosas influye la
edad, tener cierto prestigio... A veces nos da un ramalazo altruista y yo llevo
muchos años viendo a la gente quejarse, llorar, sin conseguir nada. El
teatro me ha dado mucho y sentí que ahora me tocaba a mí darle algo al teatro.
P.- ¿Cuánto tiempo han estado planeando la creación de la academia?
R.- Un año y medio. En este tiempo hemos elaborado los estatutos, hemos
descubierto que había antiguamente otra asociación registrada que no era real y
nos ha costado mucho eliminarla. Hacer algo en España es muy complicado,
hay una trama burocrática complejísima. También es complicado hacer pasar
de la buena voluntad de la gente a la acción real.
P.- Usted es el presidente de la junta directiva provisional hasta que se
celebren las próximas elecciones.
R.- Ahora comienza un proceso electoral de dos meses y nosotros nos
presentaremos como candidatura. Si salimos elegidos, lo primero que haremos
será consolidar la academia, abordar cuestiones prácticas como tener un local,
consolidar los equipos directivos y el marco de trabajo. Hay tanto que hacer...
En esto nos está siendo muy útil mirar hacia la Academia de Cine, nuestra
hermana mayor. Hasta ahora nos ha impulsado y protegido la Fundación SGAE ,
pero pronto nos independizaremos de esa tutela.
P.- ¿Cuántos miembros son por ahora y cómo será el procedimiento de ingreso?
R.- Hay 162 miembros fundadores que han formado parte de la
asamblea constitucional y que conforman el cuerpo electoral de estas
elecciones. A partir de entonces, se abrirá el ingreso normal de personas con
arreglo a los estatutos. No podemos admitir a todo el mundo porque
entonces seríamos un sindicato, ni podemos ser demasiado selectos porque
entonces sería una academia muy exquisita pero poco social.
P.- Hoy se hace una lectura dramatizada de su última obra, La semana
cultural. ¿De qué trata?
R.- La obra habla de las relaciones entre cultura y sociedad, de la
frontera difícil entre cultura, gestión cultural, política, y la manipulación y
sumisión que lleva consigo esta relación. Mi primera obra, ¡Viva el duque,
nuestro dueño!, hace casi cuarenta años, ya hablaba de la relación entre el
poder y los creadores. En la delicada frontera entre sumisión, moda,
mercado e ideología surge muchas veces el arte.
P.- Todo ello lo aborda con tono humorístico, como de costumbre.
R.- Esta es una de mis comedias más humorísticas. El humor es un
catéter contra la calcificación de todas las cosas. En este caso, tomo el pelo
a esa moda que ahora nos llena la boca con la palabra “cultura”, que ha ocupado
el papel que tenía hace siglos la limpieza de sangre. En el mercadillo de las
apariencias, todos somos defensores de la cultura -y de la democracia-, pero
otra cosa es definir qué es cultura, más allá de los intereses creados. Las
modas son más peligrosas que las ideologías, y los que se autoproclaman
expertos en cultura no se dan cuenta del carácter temporal, coyuntural, de sus
impresiones.
P.- Hoy firmará ejemplares de la obra. ¿La edición de textos dramáticos es
el “patito feo” del mundo editorial?
R.- Esto sirve de ejemplo para hablar de nuevo del concepto de cultura.
Por un lado está la cultura representativa, coyuntural, la que sale en todos
los medios, que tiene su importancia, y por otra parte está el pequeño acto
aislado de la pequeña editorial, de la sala alternativa, de los pueblos... Este
tipo de cultura es espontánea y crece como la hierba en el bosque, no hay quien
la pare. Fútbol no es sólo el Madrid-Bayern, también es un grupo de niños
jugando en una plaza. Con la cultura sucede lo mismo. El escaparate mediático
no debe cegarnos.
Entrevista original en http://www.elcultural.es/noticias/BUENOS_DIAS/6207/Jose_Luis_Alonso_de_Santos