25.6.10

Congreso Hispanoamericano de Escritores, jornada de clausura

La mesa redonda central del viernes del Congreo Hispanoamericano de Escritores (organizado por Ediciones Irreverentes) estuvo moderada por el escritor mexicano Juan Patricio Lombera y contó con la participación de los escritores colombianos Rómulo Bustos, Samuel Serrano y el argentino Horacio Vázquez Rial. Lombera hizo una defensa de la existencia de una escritura hispanoamericana “que es de lo que más satisfechos nos podemos sentir los hispanos, ya que de nuestros gobernantes no podemos decir lo mismo, desde la independencia de España tenemos dos siglos de literatura con raíces propias y con una fuerte personalidad y se ha creado una corriente narrativa de gran interés, como sucede con el cuento. La especialización de Hispanoamérica en el cuento es algo que, por ejemplo, no sucede en España.”
El colombiano Romulo Bustos tras hacer un amplio repaso a la poesía hispanoamericana aseveró que “la poesía de Hispanoamérica se encuentra en su mejor momento”. Bustos mostró su pasión por la poesía, “Siempre estuve interesado en la literatura pero no sólo por la poesía. Estudié en el Liceo, era buen lector, a veces hacía cuentos, algunos poemas con acento modernistas. Mis poemas tenían el sello de Guillermo Valencia, pero faltaban lecturas contemporáneas. En la universidad encuentro un espacio más adecuado. Me encontré con escritores hispanoamericanos como Cortázar y Onetti, que me impresionaron mucho.”
El colombiano Samuel Serrano afirmó que “el cuento hispanoamericano no se puede clasificar, pero siguiendo la teoría de Menton presenta cierta ordenación. Cada país debería tener su propia antología del cuento visto lo prolífico que es este género en nuestros países.” Serrano habló sobre el lado oscuro del alma y su vecindad con García Márquez “fui casi vecino de García Márquez. Nací en Aracataca, pero es un lugar que me cuesta nombrar como mi lugar de nacimiento porque es un territorio tan ligado a García Márquez que me resulta difícil caber allí. Ocurre que en Colombia hay una dualidad entre costeños y cachacos; yo era hijo de cachacos, de gente interior trasplantados al trópico, así que me resulta difícil ser un costeño de pro, como García Márquez, así que me forjé como una suerte de extraterritorialidad, porque era un ser híbrido. Y ahora lo soy de una manera más amplia, al vivir en Madrid, en España, desde 1996.”
El argentino Horacio Vázquez-Rial quiso atacar la moda de separar las literaturas de América y España, “se pretende hablar de literatura Hispanoamericana como si fuera una unidad, olvidando que hay 22 países y al menos 30 sistemas literarios. Si se quiere hablar de literatura en español hay que incluir a España. Somos un todo, no se puede dejar a España fuera. Cuando se habla de literatura hispanoamericana como de un todo –sin España- se pretende meter en un mismo saco a Borges y Cortazar, y evidentemente, no es lo mismo. Por ejemplo, en Argentina hay no menos de tres sistemas literarios, tres sistemas culturales, en el Noroeste, en el Litoral que abarca Buenos Aires y en el centro colindante con Chile. Cabría hablar tal vez de un andino-meridional, distinto del andino-septentrional de Colombia o Venezuela. Entonces son globalizaciones que a mí no me dicen absolutamente nada. Yo escribo en una lengua donde se mezclan el español de Buenos Aires y el español de Barcelona. ¿Por qué no literatura en lengua castellana de 23 países? Primer asunto. Y si vamos a dividir entre España y América Latina, ¿Hispanoaméra tiene una sola literatura? De ninguna manera. Hay una literatura del Alto Perú que es la que corresponde al Noroeste argentino, Bolivia, Sur de Perú, Norte de Chile. Hay una literatura de la Capitanía General de Chile, hay una literatura del Virreinato del Río de la Plata. Es decir no hubo literatura colonial pero sí literaturas postcoloniales. Así pues, o una sola literatura en español con todos los matices regionales o literaturas distintas de marco nacional.”
El viernes hubo un debate sobre puentes lingüísticos a cargo de Adriana Krásova (Chequia), Directora del Centro Checo de Madrid y agregada cultural de la embajada de Chequia en España, y la traductora Patricia Gonzalo de Jesús. Ambas presentaron la obra de nuevos autores checos como Jaroslav Rudis, Jan Balaban, Emil Hakl, Hana Andronikova, Markéta Pilátová, Magdalena Platzová, Katerina Rudcenlová, Anna Zonová y Petra Hulová, entre otros.

Patricia Gonzalo de Jesús explicó que “el interés sobre la literatura checa viene sobre todo a raíz de acontecimientos políticos como la Primavera de Praga o la ruptura de Chequia y Eslovaquia. Anteriormente, muchso brigadistas checos y eslovacos participaron en la guerra civil española y llevaron a Checoslovaquia mucho interés por la literatura española. Los años treinta fueron una época de mucho interés por España en Europa. En 1936 hubo un Congreso de Escritores en defensa de la República, pero después se cortó la relación con España y decayó ese interés. No fue hasta 1970 cuando se editó literatura checa en España, cuando se tradujo a Milan Kundera por parte de Fernando Valenzuela, y Clara Janés tradujo poesía. Anteriormente lo poco que se traducía de autores checos se hacía a través de otros idiomas, como el italiano.”
Para Adriana Krásova, “lo que se conoce de la literatura checa es principalmente Bohumil Hrabal, Capek, Jan Neruda, poco más… Kafka escribía en alemán… es un trabajo duro promocionar la cultura checa en España porque la relación entre ambos países quedó cortada durante décadas. Pero lo que estamos haciendo desde la embajada checa es presentar nuevos talentos, autores vivos y jóvenes, que representan la nueva literatura checa, la nueva sociedad checa. Son autores que tratan temas como la realidad de Chequia bajo el comunismo, la guerra mundial, el cambio tras la separación de Eslovaquia, y lo hacen sin resentimientos, sin ira, con un distanciamiento muy saludable, con una notable elegancia intelectual”.
En los actos de la tarde estuvo presente el escritor asturiano José Manuel Fernández Argüelles, que en el transcurso de la noche recogería la estatuilla de ganador del Premio Nacional de Novela Alcorcón Siglo XXI, organizado por la asociación cultural del mismo nombre, en el que se impuso por su novela “La gasolinera de colores”.