Ediciones Irreverentes ha
publicado la obra de José Manuel Fernández
Argüelles Soledad
absoluta un
libro compuesto por cuatro relatos largos, o novelas breves, muy diferentes
entre sí, pero que guardan un punto en común: el llamado mal del siglo XXI, la
soledad. El aislamiento personal tratado desde diferentes ángulos y con
disparejas historias, quizá todas ellas tan inverosímiles como los propios
sueños que provoca el abandono. La extraordinaria sensibilidad del autor, José Manuel Fernández Argüelles, su
capacidad introspectiva, de profundizar en los sentimientos, tan valorada en su
larga carrera literaria, alcanza aquí su máxima expresión.
P.- ¿Tu libro parte de
la idea de que la principal enfermedad de nuestra época es la Soledad?
R- La soledad es un mal que acompaña al hombre
desde sus orígenes. Lo combatimos desde el principio de los tiempos. Somos seres
amigables, animales de compañía mutua. Pero la soledad es un daño de fácil
remedio, solo con una “pastilla” diaria de amistad solucionamos el problema.
Que sea el mal de nuestra época quizá se deba a que el “fármaco” que ahora
hemos descubierto es la amistad distante y falsa de las nuevas tecnologías.
P.- ¿Cómo planteas la
soledad física? ¿El modo No Future?
R.- La ausencia de futuro es la muerte, esa sí es la
soledad absoluta, al menos para los que no somos creyentes; a los que sí lo
son, les deseo la mayor de las suerte es sus predicciones mágicas. Mientras
tanto, aprovechemos la buena compañía.
La
soledad física que planteo en uno de mis relatos de “Soledad absoluta”, deriva
en la soledad psíquica de forma inevitable; las consecuencias no pueden ser buenas.
Necesitamos el contacto, la conversación, la piel del semejante.
P.- Una soledad que cada
día se da más es la psicológica, la de los trastornos psicológicos que impiden
una normal relación con los demás
R.- La soledad se retroalimenta. Te aíslas por no
saber relacionarte y pierdes cada vez más tu capacidad de relación con los
otros. Y esa medicina, que son los demás, cada vez la rehúyes con mayor miedo.
Decir que la solución está en tu mano es demasiado fácil. Decir que el remedio
está al otro lado de tu puerta, en la calle, es fácil. Sí, a veces, se necesita
ayuda.
P.- La tercera de estas
novelas breves está relacionada con la venganza y nos hace recordar tu novela Entre animales. Subyacen en tu obra esos
personajes que odian a los demás y que lo que más desean es vengarse
R.- En cambio es un defecto que yo no padezco. La
venganza es una anomalía de la psique, es el remedio del cobarde; cuando ocurre
en mis historias siempre el protagonista es un desgraciado. En la narración a
la que te refieres, “La estrategia del mar”, el vengativo es un apocado que
rumia su inquina dentro de su pequeño cerebro hasta hundirse en la soledad y la
amargura; nada bueno le espera.
P.-Avisas de un peligro
que parece tan peligroso como la solead absoluta; la pertenencia a un grupo, en
este caso una secta. ¿Te da miedo el peligro de integrarse en un grupo en donde
no eres por ti mismo, sino sólo eres como una parte de un todo?
R.- Todo grupo social puede ser bueno para el
individuo, excepto cuando te manipulan, cuando no puedes participar con tu
voluntad y tomar decisiones propias, ya sean para ti mismo o aportándolas al
conjunto. En el relato que cierra “Soledad absoluta”, titulado “Ceirno”, el
grupo donde está inmerso el personaje absorbe al individuo, no lo hace crecer
como persona, más al contrario, lo anula: eso son las sectas.
P.- En tu obra narrativa
es común encontrar un protagonista sólo contra un entorno hostil. ¿Metáfora de
la realidad?
R.- Quizá más bien transposición de uno de mis muchos
defectos. El mundo es tan hostil como tú lo veas y te comportes ante él. Deseo
la solidaridad y el buen convivir, y sé que esto es posible y abundante, pero
temo tanto el egoísmo y la lucha contra los demás que me hace concebir
pesadillas, las cuales después llevo a mis historias.
P.-Tú eres asturiano, de
la Asturias interior. ¿Se podrían enmarcar tus personajes en sociedades de
interior, cerradas?
R.- Los valles del interior de Asturias siempre
fomentaron el aislamiento de los grupos de población pequeños, lo que no es
bueno. Esto es indudable que me ha construido a mí y que forma parte de mi
imaginario.
P.-En tu obra el hombre
es casi siempre enemigo. ¿Los hechos te dan la razón?
R.- Lo cierto es que no tenemos otro enemigo que
nosotros mismos, somos nuestros propios depredadores. Lo curioso es que (salvo
el perro) no contamos con ningún otro amigo que nosotros mismos, nuestros
semejantes.
P.-El lector podría
coger estas 4 novelas y hacer con ellas una nueva obra mezclando las historias.
¿Tienen puntos en común?
R.- Su punto en común es el trastorno que produce la
soledad, ya sea física, mental o inducida por uno mismo debido al miedo a los
demás. La solución a esto es tan sencilla como se indica en la última historia.
Las cuatro narraciones podrían ser cuatro capítulos de una misma novela con
cuatro vidas paralelas y un mismo problema, aunque por diversos motivos.
Información sobre el libro en la web de
Ediciones Irreverentes