Miguel Usabiaga publica El alcalde
de Floridsdorf. Cuenta el plan de evasión de tres extranjeros maquis presos en
el penal de Burgos en 1949
Publicado originalmente en http://www.hirian.com/2013/11/10/construyeron-un-tunel-para-huir/
Foto de Hirian
El donostiarra Miguel Usabiaga
publica ‘El alcalde de Floridsdorf. Cuenta el plan de evasión de tres extranjeros
maquis presos en el penal de Burgos en 1949. Unos sucesos vividos por su
padre, Marcelo.
POR AITOR AZURKI
«En España aprendí que, para
luchar, no hace falta saber que vas a ganar. Aprendí que hay que resistir
siempre: hay que resistir aunque pierdas. Porque el propio acto de resistencia
tiene su recompensa moral. Y si sabes que una situación es injusta, mala, y,
sin embargo no haces nada para remediarla, entonces pierdes un pedazo de ti
mismo». Para comenzar esta entrevista sobre el libro, qué mejor que esta última
cita de un internacionalista publicada en el mismo. Una filosofía de vida que
llevaron hasta sus últimas consecuencias tres luchadores internacionalistas en
su intento por huir de la prisión de Burgos. El ex miliciano y maqui
Marcelo Usabiaga (Ordizia, 1916) se lo contó a su hijo, el arquitecto y
escritor Miguel Usabiaga (Donostia, 1961). Ahora, Miguel lo cuenta de forma
novelada en ‘El alcalde de Floridsdorf’ (Ediciones Irreverentes).
¿Qué hacen dos vascos en 2013
contando la hazaña de tres extranjeros en 1949?
MIGUEL: Me interesan todos los
temas de la memoria histórica desde una perspectiva, además, de rescatar los
aspectos menos conocidos, poniendo la lupa sobre aquellos que más se
sacrificaron y menos han sido reconocidos. Dentro de los perdedores, tengo
predilección por los más olvidados. Cuando me entero por mi padre de que hay
extranjeros en cárceles españolas por ser guerrilleros, me resulta algo muy
curioso.
¿Cuándo le contó su padre por vez
primera esa historia?
MIGUEL: Fue en un viaje que hice a
Viena hace muchos años. El aita me llevó a la Estación del Norte en
Donostia y me dijo: «Pues pásate por Floridsdorf, que yo conocí al alcalde de
allí. Estuvo preso conmigo». Años más tarde, escribiendo sus memorias -el libro
‘La joven guardia’- apareció de nuevo eso, pero ya con más precisión: mi padre
me contó que eran varios extranjeros, se involucraron en una fuga, como en las
películas, haciéndose pasar por cornetas, que era lo más denostado en prisión,
como traidores, para así excavar un túnel.
MARCELO: Al principio en la cárcel
se les hizo un buen recibimiento por ser extranjeros antifascistas. Era como
una especie de honra pasear con ellos por el patio. Yo tenía buena relación con
el alcalde de Floridsdorf. Tenían atractivo, porque eran los únicos extranjeros
de la prisión.
Pero Marcelo habló de un tal Smitz.
MIGUEL: Sí, a la par que estoy
escribiendo las memorias, empiezo a investigar, porque hay ingredientes para
ello: unos extranjeros que han pasado a España con el maquis, se hacen cornetas,
intentan una fuga. Tengo esos datos, pero quiero saber quiénes son. Pero en la
memoria oral de mi padre, que es prodigiosa, a veces hay errores, y me estaba
transmitiendo que el alcalde es un tal Smitz. Los otros son un judío alsaciano
y un polaco. Acudo a archivos y solicito información a instituciones
penitenciarias, pero no figura ningún Smitz.
Tres extranjeros que se hacen
cornetas. ¿Qué pensaron los compañeros de prisión?
MARCELO: La reacción inmediata de
toda la gente fue ir contra ellos. ¡Porque ser corneta era pasarse al enemigo!
Solo eran los presos comunes. Los políticos, no. El Partido Comunista los
denostó. ¡Claro, ni te imaginabas que estaban preparando una fuga! Me enteré
muy tarde.
Por cuestiones del azar, en ese
momento de confusión en la investigación aparece una persona clave.
MIGUEL: Casualmente, Hans Landauer,
brigadista internacional austriaco, presenta en Madrid un libro sobre
internacionalistas de su país. Le pregunto y me dice: «No se llama Smitz, se
llama Orlitsch». Me pone en la pista y, a partir de ahí, sí que puedo obtener
información: sus archivos penitenciarios. Hasta de Moscú me mandaron de la Internacional Comunista
sus datos biográficos.
Y tira del hilo.
MIGUEL: Sí, la asociación de
brigadistas austriacos, en la cual Landauer era miembro destacado, tenía mucha
información de Orlitsch. Además, se desencadenó una campaña internacional en
Austria para su liberación, donde incluso participó Hemingway con una misiva.
Me mandan también una foto -es la portada del libro-, donde aparecen los
nombres de los otros dos presos, Marcel Eichner y Paul Keller.
¿Y cómo escribe la obra?
MIGUEL: No tenía suficiente
información como para hacer un libro de historia, pero sí para apoyarme en ella
y escribir una novela, que se centra en el tiempo de la elaboración de la fuga
y la construcción de los túneles. Aparece la vida en la cárcel, cómo son
denostados… Y hay un epílogo donde aclaro todo lo sucedido.
Háblenos de la impresionante
dedicatoria final del libro.
MIGUEL: Me parecía muy pertinente,
porque es una historia de perdedores, de gente que ha venido a España como
guerrilleros para derrocar a Franco y están en la cárcel. Es una cita muy
bonita, porque habla de la recompensa que supone participar en una causa justa.
¿Qué cree qué aporta el libro?
MIGUEL: Habla de presuntos
perdedores, pero dan un gran ejemplo, una lección. Para luchar no hace falta
saber que vas a ganar, hay que resistir siempre, aunque pierdas. Esto constituye
el núcleo de la vida de esta gente. No vinieron en busca de gloria, de
recompensas económicas, sino porque sentían la llamada de una causa justa. Es
un ejemplo en estos momentos en que no se ven las cosas tan claras. Además, no
se conoce mucho que entre los guerrilleros de la operación del valle de Aran
había extranjeros. Tiene, además, ese intríngulis de la fuga. Aquí también ha
habido fugas como la de Alcatraz.
¿Seguirá Miguel Usabiaga recordando
a los olvidados de los olvidados?
MIGUEL: Por supuesto. Tengo otro
libro para publicar, espero que en breve, ‘Flores de la República ’. Empiezo a
investigar un hecho de memoria oral y termino escribiendo sobre extranjeros
luchando en Irun.
Libro publicado por Ediciones Irreverentes