23.12.14

Juan Patricio Lombera, política, sexo y violencia

P.- ¿Qué representa en tu obra tu último libro, El asalto y la venganza?
R.- Por una parte, podemos decir que recupero temas muy presentes a lo largo de mi obra como la política (“El libertador encadenado”), violencia y sexo (“El asalto, la humillación y la venganza”) así como la omnipresencia de la muerte en nuestras vidas (“La muerte solo coge tres veces”) los cuales mezclo con una visión más intimista de la vida. En ese sentido ya no se trata de plantear soluciones universales como en “la rebelión de los inexistentes” o hacer una denuncia a una injusticia tangible como en “Bestiario chicano” sino adoptar la mirada del personaje que sufre, ya sea la injusticia político económica o la adicción al juego o al alcohol.
 
P.- ¿Dirías que esta obra marca un antes y un después?
R.- En efecto, El asalto y la Venganza marca una transición en mi obra que me permitió escribir mi novela “El péndulo familiar” donde cuento la historia de mi familia y mi propia historia. La historia como sugiere el título se divide en 2 tramas y va desde la infancia de mi abuela, mujer adelantada a sus tiempo que en plenos años 20 estudió una carrera universitaria en un México marcadamente machista y siempre fue una mujer independiente que viajó a lugares que ya quisiera yo. Esa historia va del pasado hacia el presente mientras que la historia de Patricio –especie de alter ego mío- arranca con su intento de suicidó en un hotel de Beijing para retroceder en el tiempo hasta 1968 en que mi padre, por un azar del destino, decidió no asistir a la manifestación del 2 de octubre. Si hubiera asistido como tenía planeado quizás no estaría aquí. 
P.- ¿Te resulta difícil crear un personaje literario a partir de tus propias vivencias?
R.- En este caso sí ya que me obligó enfrentarme a mis propios demonios… ¿De qué demonios estamos hablando? Concretamente de los dos peores momentos de mi vida; la muerte de mi padre estando yo aquí y sin poder despedirme y, por otra parte, la violación que sufrí a los 15 años por parte de un maestro de la preparatoria que me invitó a su casa para supuestamente ayudarme en los cursos de la preparatoria abierta que iba iniciar una vez que había abandonado mi anterior colegio. En la novela están exagerados los hechos en sí, pero en mi mente fue como si las cosas hubiesen ocurrido de esa manera y el hecho de no revelárselo a nadie no ayudó en lo más mínimo. Durante años sentí una humillación y un fuerte asqueo de mi propia persona. El hecho de haber estudiado en el liceo francés a los autores existencialistas y una visión filosófica según la cual la vida es una mierda y si eres feliz eres un idiota que no te enteras de que va la cosa, tampoco ayudó en mucho. En ese sentido “el péndulo familiar” me ayudó a perdonarme a mí mismo y, a pesar de que la realidad es muy testaruda, tener una visión más optimista de la vida.  
P.- Tú eres mitad mexicano, mitad español. ¿Cómo vas vivido el drama de los estudiantes de Iguala secuestrados y asesinados?
R.-Es un hecho que México se ha convertido en la Colombia de los noventa. En el caso de México, no se ve tan claro que el gobierno pueda ganar esta guerra – al menos ese es el sentir de mis compatriotas y golpes como el de Iguala en el que se asocian el poder político con la policía y los narcos, aunado a la incompetencia del Gobierno federal a la hora de investigar los hechos, ahondan este sentimiento. El hecho mismo de que esta vez las víctimas hayan sido estudiantes, que en su búsqueda hayan aparecido numerosas fosas clandestinas de otras personas, son un paso más hacia el abismo al que se dirige el país. Y por si fuera poco surge el escándalo de la casa blanca; casa que pertenecía a la empresa que ganó la licitación del ave México-Queretaro y que la primera dama habría comprado con los ahorros hechos en su época de actriz de telenovelas de Televisa completan esta tormenta perfecta de la degradación institucional y de seguridad que vive el país. Hasta los periódicos más aduladores de las reformas liberales y vende patrias del presidente EPN se han visto forzados a criticarlo. Claro que, como dice un amigo, si los hechos hubieran ocurrido en Venezuela Maduro habría sido tildado de genocida y de vaciar las arcas del país para satisfacer sus caprichos.
 
Los libros de Juan Patricio Lombera