25.7.13

Prólogo de Félix Díaz a 2099

PRÓLOGO: ¿QUÉ ES LA CIENCIA FICCIÓN?, por FÉLIX DÍAZ GONZÁLEZ

He querido titular este prólogo de la mejor antología de ciencia ficción hispana —e internacional— con la pregunta tópica. Pero no pienso responderla desde un punto de vista literario, sino como escritor y como lector; dejo el otro trabajo a los especialistas de humanidades. Me limitaré, así, a explorar un poco sus límites, sin mayores pretensiones. 
La ciencia ficción es un subgénero de la literatura de ficción, que nace como tal en la década de los años 20 del pasado siglo; el nombre, que proviene del inglés «science fiction», indica a las claras que se trata de relatos de ficción con un enfoque científico. Eso la distingue de otras ramas, como la fantasía o la literatura de terror.
Suele decirse que la ciencia ficción transcurre en un entorno más o menos especulativo, normalmente del futuro, cuyos escenarios sean creíbles a la luz de las ciencias actuales. El tópico habitual se refiere a viajes espaciales y nuevas tecnologías. Pero no tiene por qué ser así exactamente. Si en una novela ambientada en el presente, o incluso en el pasado, se incluyen vampiros y hombres-lobo, todo el mundo estará de acuerdo en calificarla de género de terror; si, en vez de ello contiene referencias a extraterrestres, será calificada de ciencia ficción. Pues bien, ¿y si la única peculiaridad de la obra es que transcurre en una Inglaterra dominada por la España de Felipe II? ¡También es ciencia ficción! Se tratará de un género menos conocido, el de las ucronías, —ahora en auge— en donde se exploran las posibilidades de lo que ocurriría cambiando un determinado hecho histórico (en el caso aludido, que la Armada Invencible lograra su objetivo).
Pongo otro ejemplo. Hace unos años leí una novela ambientada en plena Guerra Fría, en la que un almirante de los EEUU decide buscar la forma de provocar huracanes a fin de acabar con el régimen castrista; reactor nuclear frente a las costas de Virginia, lo que provoca alteraciones del clima que llevan a una enorme tormenta de nieve sobre la costa Este. En la solapa se describe la novela como una obra de ficción política y de acción, con los escenarios en altas esferas típicos de los espías; dice, además, «que no pertenece a la ciencia ficción». 
Yo no coincido, se trata de ciencia ficción, pues especula con lo que podría ocurrir si el clima se manipula. Lo de menos es si aparecen o no científicos, que ese es otro de los tópicos de la ciencia ficción. Los géneros se pueden mezclar, y muchas veces con grandes resultados. «Soy Leyenda» es tanto una novela de terror como de ciencia ficción: la supervivencia de un hombre solo en un mundo infectado por una terrible epidemia. «Bóvedas de Acero» y «El Sol Desnudo», describen las investigaciones de un policía en sendos casos de asesinato, en un escenario donde los robots son omnipresentes y un colectivo de viajeros espaciales mantiene subyugada a la Tierra de la que proceden. 
Y al revés. «La Mano Izquierda de la Oscuridad» es un estudio filosófico y psicológico del comportamiento humano, especialmente de los tópicos sexuales; pero es también el emocionante relato del encuentro entre un terrestre y una especie alienígena, en un mundo extraño. 
Otro aspecto de la ciencia ficción, y muy discutido por cierto, es su grado de verosimilitud, de exactitud científica: que esté de acuerdo con la ciencia establecida. Se habla así de ciencia ficción rigurosa, o dura («hard science fiction») para el género que se atiene a las exigencias de la ciencia (incluyendo la imposibilidad de viajar a mayor velocidad que la luz, algo que se obvia en las series de Star Wars o Star Trek); en contra, tenemos la ciencia ficción «blanda» que acepta incluso fantasías más propias de las pseudociencias, como por ejemplo la telepatía. Eso sin llegar a las mezclas claras entre géneros, como cuando se combinan viajes espaciales (¡como si eso tuviera gran importancia!). 
Queda por analizar el último tópico de la ciencia ficción: la supuesta capacidad de predicción. 
Jules Verne fue capaz de prever el viaje a la Luna, incluso con una gran precisión. Isaac Asimov desarrolló y dio leyes a la ciencia de la robótica inventada por Carel Kapec. Y así, podría mencionar a unos cuantos «futurólogos»; pero a la vez, estaría dejando fuera a aquellos cuyas predicciones no se han cumplido, los que no acertaron ni una, ¡que son mayoría! 
En mi juventud, recuerdo que se hablaba del siglo XXI como de una época maravillosa, con inventos increíbles; y lo cierto es que tenemos inventos increíbles, pero la época no tiene mucho de maravillosa. Por ejemplo, cualquier película ambientada más allá del año 2000 hablaba de coches voladores; pero, por más que he buscado el mando correcto, aún no he conseguido que mi coche se eche a volar. Tampoco he visto ni uno solo volando, sólo lo habitual: aviones y helicópteros. Y pájaros, claro está. En una serie de los años ’60 del siglo pasado, era habitual que la gente del futuro llevara teléfonos con pantalla de pulsera; hoy podrían existir, ¡pero han de ser incomodísimos, con un teclado que no se podría tocar con los dedos! Tampoco tengo yo un robot que me ayude en la casa, y de hecho los robots que existen no tienen aspecto antropomorfo. Y ¡lo peor!, no tengo ni la menor posibilidad de comprar un pasaje en una nave espacial para irme de fin de semana a la Luna o Marte. 
Al mismo tiempo, casi nadie fue capaz de prever el enorme desarrollo de la electrónica de consumo: dispositivos minúsculos que nos permiten llevar la música a todas partes (para molestia de quienes estén cerca, y a veces no tan cerca), teléfonos inalámbricos gracias a los cuales nos pueden localizar en todo momento (por ejemplo en el cine o en clase), ordenadores tan baratos y ligeros que los podemos llevar a todas partes, ¡y que además se conectan con cualquier parte del mundo! (permitiendo conversar sobre banalidades con desconocidos de Berlín, Buenos Aires o Sydney).
Lo de los ordenadores es un buen ejemplo de la supuesta capacidad de predicción de la ciencia ficción. A mediados
del pasado siglo, se decía que cualquier computadora del futuro sería enorme, eso sí con grandes capacidades. Pero siempre sería muy cara, y ocupando grandes espacios. Pues bien, en mi casa hay ahora mismo unos cuatro ordenadores (incluyendo portátiles), no me considero precisamente una persona adinerada, ni tengo una vivienda lo que se dice grande. En el lugar donde trabajo el número de ordenadores es sensiblemente mayor, ¡y ni siquiera es una oficina!
Y casi nadie fue capaz de prever Internet; quien más se acercó fue Arthur Clarke, pero él pensó en una interconexión de las redes de telefonía. La revolución que nos han traído los ordenadores e Internet podría haber sido un buen tema de ciencia ficción para el pasado siglo, y a quien lo hubiera escrito se le alabaría hoy por sus dotes de predicción… ¡pero no existe! (o al menos, yo no lo conozco). 

Para terminar, en fin, ¿qué es la ciencia ficción? Es literatura para disfrutar. No se agobien con definiciones ni estereotipos y limítense a gozar de estos textos. 

Tienen en sus manos el nº 100 de la Colección Narrativas de Ediciones Irreverentes. Y para la ocasión, hemos seleccionado la mejor recopilación de autores hispanos, anglosajones y de otros países. Inclusive, ¡tenemos obras de Philip K. Dick, Arthur C. Clarke, Jules Verne, Kir Bulychiov, Stephen Baxter, Edward Page Mitchell y Aleksandr Beliaev, entre otros! Que los disfruten.

Literatura en español: http://www.sextocontinente.info