29.1.14

Entrevista a Pedro Pujante por "El absurdo fin de la realidad", Premio 451 de Novela de Ciencia ficción

P.-¿Qué destacarías de El absurdo fin de la realidad?
R.-Es una novela distinta y original que, aunque parta de algunos presupuestos de la ciencia-ficción,
viajes en el tiempo y visita extraterrestre incluidos, está teñida de ironía y sarcasmo, de humor y de mucha, mucha literatura. Es una antinovela de ciencia-ficción que se parodia a sí misma y que yo he transcrito de lo que RayBradbury y Borges me dictaban en mis estados de trance (Pedro Pujante se ríe).


P.- Al parecer el argumento ya da algunas de las claves para entenderla, ¿verdad?
R.- Así es. Unos extraterrestres se disponen visitar un pueblo mediterráneo. Así que el escritor
oficial del pueblo prepara una especie de discurso de bienvenida. A medida que prepara el discurso habla y piensa en libros y autores, hace referencias a películas que le resultan interesantes, detalles pintorescos de Orentes, su pueblo y muchas otras anécdotas de lo más delirantes. Pero comienzan a ocurrir fenómenos extraños y la realidad empieza a deformarse. Bueno, creo que habrá que leer la novela para descubrir qué misterios y enigmas encierra.

P.-¿Y por qué incorpora una cita al inicio de cada secuencia, tienen algún sentido argumental?
R.-Las citas las he incorporado como una especie de títulos de los ‘capítulos’. A veces indican de qué se va a hablar en ellos, a veces no. Son un puro juego, y lejos de tratar de sentar cátedra o de dotar al libro de autoridad, solemnidad o extrema seriedad, están pensadas para lo contrario. Para reírme un poco del uso de las citas, que el lector las lea como un intertexto, son un guiño a él. Algunas son serias y reales. Otras son apócrifas (o no, el lector debería averiguarlo, es un juego y de eso tratan). Hay una que viene a decir lo siguiente: ‘Esta cita no sé por qué la he escrito, pero creo que quedará bien.’ El autor. Lo cual demuestra lo poco en serio que me he tomado el asunto de las citas y lo mucho que de divertimento hay en ellas.

P.- El libro ganó el  Primer Premio 451 de Novela de Ciencia Ficción de Novela que promueve Ediciones Irreverentes, ¿Qué ha supuesto para usted?
R.-Un premio como el de una editorial independiente tan destacada como Irreverentes ha sido para mí una alegría por varios motivos. Primero una felicidad porque es una editorial que admiro por su trabajo y por su búsqueda incesante de literatura de calidad, huyendo de lo comercial y de la basura, que apuesta por los autores jóvenes y que también ha publicado a escritores admirados por mí como Bradbury, Paco Umbral o incluso Pirandello. Y también porque me ha permitido poder dar a conocer mi novela, algo que hoy día es bastante difícil para los escritores que no aparecemos en tertulias televisivas o escribimos novela histórica.

P.- He leído a un crítico escribir que la novela es ‘lúdica y a contracorriente’. ¿Está de acuerdo con tal calificación?
R.-Los críticos casi siempre se equivocan, aunque esta vez estoy totalmente de acuerdo. Es un artefacto lúdico que trata de provocar risas pero también ideas, pensamientos, reflexiones. Y también tiene una clara vocación de ‘irreverente’, de subversivo. Estoy muy contento con las críticas que ha suscitado y al contrario de lo que pensaba está llegando a  mucha gente. Algunos lectores me han escrito desde Canadá para interesarse por el libro y sé que alguien de Turquía se ha hecho con un ejemplar.